LA ATENCIÓN TEMPRANA DE LOS 0 A LOS 3 AÑOS

La atención temprana, si bien está enfocada en el desarrollo global del bebé, en su capacidad de desplegar la motricidad libre, su autonomía y con ello sus posibilidades de desarrollar el pensamiento, en la calidad de los cuidados cotidianos. También comprende que todo esto no es posible sin un apoyo, un sostén real a los adultos quienes cuidan de los bebés. Por lo tanto su enfoque principal es dar este apoyo, ampliando las competencias de la familia en su rol de familia y a todo adulto relacionado con el desarrollo de los primeros 3 años del niño. Orientando principalmente en la organización de la vida cotidiana, que implica aspectos fundamentales como: la necesidad de respetar los momentos de juego autónomo en el niño, los momentos cargados de intimidad como son los cuidados cotidianos y los momentos para el reposo.

Respeto, Seguridad afectiva y Autonomía, junto con una capacidad de observación minuciosa y dedicada, son las actitudes fundamentales del adulto que aseguran cuidados e intervenciones más ajustadas a las necesidades del niño que se desarrolla.
La atención temprana concibe al niño como un ser de acción y no sólo de reacción, en todo momento y lugar para todo niño, sano y con dificultades o con alguna discapacidad. Como un sujeto y no como un objeto que sólo recibe pasivo la intervención de un adulto que a priori interviene en él por que “para su edad ya debería hacer esto o lo otro” sin darle tiempo a su ritmo particular de maduración, sin darse el tiempo de mirarlo siquiera en su particular manera de ser y existir, a través de su juego y exploraciones, sin mirar con sorpresa lo que tiene, su gran potencial y no sólo lo que no tiene y le exigimos que tenga lo más rápido posible a cualquier precio…

 

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