Los talleres de crianza, han sido un valioso espacio de confianza, cariño y acompañamiento, en la experiencia transformadora de tener un hijo, entregando herramientas muy potentes que nos ayudan a superar muchos desafíos que trae la maternidad.

Tengo muy arraigado en mi corazón algunas lecciones aprendidas que hasta el día de hoy me acompañan, como por ejemplo: “observar y después intervenir”, lo que permite despojarse de las acciones en forma mecánica, de los patrones que cada uno de nosotros trae incorporado y da lugar a generar una intervención con sentido. 

También recuerdo la importancia de la “atención plena”, intentando que los momentos que estamos con los niños, sean más conscientes, potenciando el vínculo y lo que fomenta la felicidad, al ir observando sus avances y ver tan claramente el proceso.

Además tener la posibilidad de ir entendiendo cada etapa, permite actuar en forma más asertiva y a su vez, los niños se sientan comprendidos, lo cual va impactando positivamente en ellos.

Por supuesto quiero mencionar lo beneficioso que fue estar en contacto con otros papás con temáticas comunes, donde se genera un enriquecimiento mutuo al compartir lo dulce y agraz que conlleva la crianza.

Por último, un regalo maravilloso  fueron las sesiones individuales con Solange, en las cuales tuve la oportunidad de trabajar más profundamente con mi historia personal, conectarme con mi propia niña interior, donde se crea un ambiente más íntimo para profundizar  situaciones difíciles y fortalecer los aspectos luminosos, logrando recursos de gran ayuda que atesoro en mi corazón y que me han servido de guía para tomar  decisiones.