LAS POSTURAS INTERMEDIAS Y LA CAPACIDAD DE EXPLORAR

En el taller de crianza hemos podido disfrutar y observar con atención un nuevo gran avance de nuestro pequeño amigo que ha comenzado a gatear hace un par de semanas. En esta foto podemos ver una secuencia de interesantes “posturas intermedias” como les ha denominado la Dra. Emmi Pikler a una serie de posturas que todo bebé realiza antes de lograr las grandes posturas como sentarse, gatear y caminar.

A través de ellas el niño pequeño modula su equilibrio, fortalece su musculatura, conoce su cuerpo y todas sus posibilidades lo que le permite explorar el espacio y los objetos con gran soltura y delicadeza si tiene la posibilidad de moverse libremente en un espacio amplio, con ropa cómoda y sobre todo por su propia iniciativa, es decir, sin que un adulto intervenga directamente.

En la medida que el bebé domina su cuerpo por sí mismo tiene mayores posibilidades de explorar el mundo, de abrirse a este para conocerlo, disfrutarlo y pensarlo con un íntimo sentimiento de ser capaz y competente como ya lo he mencionado en otros artículos.En esta secuencia de podemos ver la variedad de posturas que hace este bebé para probar las posibilidades del semillero que tiene agarrado.

Cada vez que cambia de mano para agitarlo en el aire o contra el piso para probar su funcionamiento y efecto, también va cambiando de posturas. Cada postura que toma va en relación con un acomodamiento global de su cuerpo que le permite una mejor manipulación, por consiguiente una mejor exploración del objeto.

De tal forma, podemos afirmar que los bebés tienen proyectos propios de exploración en los que insisten con mucha concentración (a su nivel de maduración) y que el dominio de su cuerpo es fundamental para llevarlas a cabo, por lo que es muy importante que el adulto no los distraiga mostrándoles otra cosa o tomándolos en brazos rápidamente sin aviso, ya que esta acción repentina desconcierta al bebé y no le permite ir aumentando sus niveles de concentración.

Observar todo lo que puede hacer un bebé es un gran regalo que los adultos nos podemos dar si decidimos mantenernos en un segundo lugar y como decía Pikler “Observar más e intervenir menos” para así dejar que el verdadero protagonista se despliegue con toda su habilidad, su inteligencia, con todo su placer de vivir y de ser.

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